[Diego Pereira/Espacio360 (Perú)] La distancia es una medida relativa cuando de unificar nuestra existencia se trata. Los seres humanos nos obsesionamos con las medidas, le otorgamos nombres a los territorios dependiendo de su tamaño. Separamos ciudades, países y continentes, pero olvidamos que existe una medida natural que nos define: el arte.
La gastronomía se ha forjado como cultura. Hay una revalorización, un acercamiento a aquello que durante tanto tiempo se había dejado de lado, que permite que la comida peruana -como símbolo- avance sola en el complejo mundo globalizado que la contextualiza.
Pero para Liana Cisneros existe también una tendencia que está presente en distintas culturas y que es igual de poderosa. Si la gastronomía ya ha abierto una puerta, ¿por qué no abrir más?, se preguntó. Para ella este idioma es una pasión y se revela como tal no solo en su iniciativa, sino también en la manera como su voz se carga de emoción cuando se refiere a ella. La música es el idioma universal que pone la primera piedra en el Festival Internacional de Música de Alturas (FIMA).
Explica Liana que empezó todo en su cabeza cuando, sin ánimo de lucro alguno, decidió trazar un círculo para encerrar distancias que parecían inalcanzables. Su amor por la música, y la apertura que le permitieron sus viajes alrededor del mundo, hicieron que los kilómetros que separan América, Europa y Asia se hicieran minúsculos.
¿Cómo hacer para hacer de tres continentes uno solo? Partiendo de un principio geográfico: los Andes, los Alpes y los Himalayas son cordilleras que establecen una identidad fija para las culturas que se desarrollan en altura. Esta cosmología no pasó desapercibida para Liana y, luego de observar la similitud de instrumentos que muestran estas imágenes, será difícil que pase desapercibida para alguien más:

CUERNO ANDINO. FOTO: TEÓFILO HINOSTROZA .

CUERNO HIMALAYO. FOTO: AWARENESS.

CUERNO ALPINO. FOTO: LIANA CISNEROS.
Son precisamente estos tres instrumentos de altura los que conforman la columna vertebral que le da vida al símbolo del Festival. La música es finalmente un pilar de la sociedad que trasciende su contexto y que responde a un llamado natural por transformar y amasar los sonidos que oímos en nuestro entorno. De ahí que no sea necesario vivir en altura para apreciar la música que ella produce.
El FIMA es el único en el mundo y tenemos la suerte de poder disfrutar esta apasionante iniciativa en nuestro país. La música unifica y los colaboradores que el Festival tendrá es realmente de lujo al contar con dos leyendas de la música andina como son Jaime Guardia y Raúl García Zárate, conjuntamente con otros nombres relevantes para la difusión de ese sonido como Lucho Quequezana, Pepita García-Miró y Jean Pierre Magnet.
Pero además del amor la música es interdisciplinaria y en nuestro país despierta pasiones profundas. De ahí que el director Javier Corcuera y los ilustradores Samuel Gutiérrez, Cherman Quino y Elliot Túpac también estén enlistados en esta aventura.
La convocatoria para participar como músico está abierta y podrán participar todos aquellos artistas que en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Venezuela y Perú hagan música andina. Aquí los detalles .
Interés por el arte exista, de ahí que la iniciativa del FIMA haya creado a la Asociación de Artes de Alturas cuya primera actividad es darle vida a este Festival y esperemos que más adelante se concreticen más actividades de este tipo.
Si hay algo que necesitamos más es ese tipo de cultura que extiende lazos fuertes y duraderos entre las personas. Liana comenta que le encantaría ver crecer al FIMA como una celebración itinerante que visite otros países, pero primero viene el primer paso. En este caso, se trata de un paso firme.
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